Colombia camina en un proceso de paz que la ilusiona, sin embargo, la idea, la forma, el cómo llegar a ella también divide al país.
¿Cómo informan las radios comunitarias y de interés público sobre el anhelado camino del encuentro?
Por: Tito Ballesteros López*
En América Latina y el Caribe existen alrededor de 25.150 emisoras. Colombia cuenta con 1974 de ellas. 994 son comerciales, 686 comunitarias en FM y 294 de interés público distribuidas así: 131 en FM y 161 en AM. A esta última categoría pertenecen las llamadas radios universitarias, indígenas y de la fuerza pública. Radios comunitarias. Poco más de la mitad del país cuenta con una de ellas.
Este tipo de experiencias está por cumplir 18 años al aire generando mensajes de todo tipo y aunque el tiempo ha pasado, muchas propuestas aún caminan sobre proyectos políticos indefinidos, pobres, con poca formación en el manejo de contenidos y alta rotación de personal ante los bajos presupuestos que manejan. Habrá que advertir que muchas estaciones han apostado por escenarios de paz, convivencia y acuerdos regionales en favor de la solidaridad.
Mónica Valdés, directora del programa de formación para América Latina y el Caribe de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias AMARC rescata la importancia del portal SIPAZ que existió de 1997 hasta 2008 y en el que los medios comunitarios intercambiaron información útil para la paz. Hoy nos preguntamos:
- ¿Cuál es el papel de estas radios en el actual proceso de diálogos?
- ¿Qué discursos corren por el país radiofónico sobre el tema que aquí nos ocupa?
- ¿En qué franjas y horarios los colombianos pueden llegar al dial para, desde su oralidad, exponer ideas, debatir, impulsar caminos imaginativos que conduzcan al fin del conflicto armado?
- ¿Las estaciones indígenas agendan el posible fin del conflicto y el postconflicto en su dial?
Radios de interés público. Pertenecen a la Policía y el Ejército. Colombia es, quizá, el único país del mundo que tiene dos grandes redes de radios asignadas por el Ministerio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación a la Policía Nacional (56 emisoras) y (67) al Ejército.
- ¿Se desnaturaliza una frecuencia de interés público si habla de lo público?
- ¿Podría esta experiencia de medios impulsar caminos de encuentro
- ¿Cuál es la mirada de los directores de comunicación y jefes de redacción sobre el abordaje de los diálogos en la Habana dentro la programación diaria?
- ¿Están diseñadas estas experiencias sonoras para ser el parlante del comandante del batallón y si es así, que manda el que manda?
Radios universitarias. Hoy el país impulsa una ejemplar experiencia latinoamericana de red de frecuencias universitarias. Ya son más de 60 de ellas que reproducen las voces de docentes, chicos, chicas y productores independientes que acompañan a sus audiencias. Las piezas sonoras universitarias quieren asumir el reto del acto creativo y de la generación de contenidos propios y originales. Pero, en definitiva:
- ¿Qué hace esta maravillosa iniciativa por la paz?
- ¿Cómo enriquecen el debate desde su dial?
- Las radios no están en el lugar. Si bien es cierto parte de la metodología de la mesa de negociación es blindar el proceso de la presión mediática, también es cierto que gran parte de la información que nutre a estas estaciones sobre la paz surge de los medios comerciales que, en todo caso, informan sobre el día a día del proceso en vivo y en directo desde la Habana.
- ¿Será que estas emisoras esperan reportes en texto, audio y video de otros medios para reproducir líneas de pensamiento en las que ellas no piensan?
- ¿Se enlazan para realizar foros, debates, paneles sobre reconciliación, reparación, etc.?
- O, ¿será que no deben agendar la paz en su parrilla de programación?
En países de la región, en la guerra de guerrillas o caminos hacia el postconflicto, en El Salvador la radio movilizó la tropa revolucionaria, inspiró, motivó, impulsó la toma del poder y llegados los diálogos de paz el micrófono de Radio Venceremos atestiguó sobre la consolidación de acuerdos que fueron difundidos antes, durante y terminado el conflicto por la toma del poder. Fenómeno parecido de incidencia ocurrió con las “frecuencias”revolucionarias de Nicaragua y Cuba. Ningún medio fue tibio. Valientes quienes hablaron de paz. Ya situados en ese contexto: La radio guerrillera
- ¿Qué propone la radio clandestina de las fuerzas armadas revolucionarias de colombia (Farc) en favor del encuentro?
- ¿Qué mensajes corren por las ondas de la “revolución” mezclada con terrorismo y coca?
- ¿Acaso sus locutores no han recibido órdenes de prepararse para un periodo de
- dejación de armas?
- O, ¿será que sólo se habla de guerra porque no se avizora la paz?
Aprendizajes para la paz
1. Reconocer el pasado y aun así, arriesgar en el futuro
- 1947, radio Sutatenza: creó un modelo único en el mundo para alfabetizar por una frecuencia. Optó por la educación.
- Finales del siglo XX: se crean emisoras comunitarias y de interés público. La ley se inclinó por la participación.
- Siglo XXI: consolidación de una red de radios, quizá única en el mundo, otorgada a instituciones como la Policía y el Ejército. El contexto forzó la estratégica.
- En nuestros días: consolidación de un modelo de red de estaciones universitarias ejemplar en América latina y el Caribe. Se caminó hacia el reconocimiento, desmonopolización del dial con contenidos de universalidad.
2. Componente de formación
Sin formación, es pobre la visión. Cualquier radio está llamada a poner el acento en la formación y capacitación de su personal. El camino enseña que la fuerza de ventas sin nada que vender se hace débil. Los medios comunitarios, en general, se preocupan por su capital económico y han desconocido que a él se llega a través del capital social. Esta realidad también sobrevuela en algunas estaciones universitarias que por momentos desheredadas de creatividad y centradas en ser el alto parlante del alma mater guardan silencio sobre la actual foto de la vida nacional y así narran su interés por temas de actualidad.
Las estaciones aquí citadas pueden ser primeras inspiradoras de proyectos políticos que animen un futuro post-conflicto pues serán sosiego, calma y desahogo para quienes abandonen las armas y accedan a la oralidad del AM y FM. Hernán Espinoza, CIESPAL. Ecuador. “La radio necesita conocer a la sociedad a la que está llegando, la radio necesita comprender la historia y todo eso es educación, el comunicador como nadie debe gozar de solvencia en aprendizajes y experiencias”.
3. Nuevos programas
Abrir el micrófono a quienes hayan hecho parte de grupo subversivo alguno. Si los futuros reinsertados a la vida civil no reciben de la radio comunitaria y de interés público el abrazo para pasar a sus salas de grabación y emisión, entonces, ¿cómo se participará de la vida nacional? La legislación sobre lo sonoro está para cumplirla y las radios comunitarias han nacido para ser espacios plurales, participativos y no de voces que hablan por la comunidad, sino más bien, que dan voz a esos sectores sociales. La frase del pasado no cabe en el presente y achica su espacio en el futuro: “La radio es la voz de los que no tienen voz”.
Desde aquí invitamos a todos los hombres y mujeres que están en las 686 emisoras comunitarias para que dejen de hablar y empiecen a escuchar. La misma propuesta es para las frecuencias de interés público: foros, debates, informativos y noticieros constituyen piezas ideales para recuperar el derecho a la comunicación. Muchos dirán que las personas reinsertadas no saben leer y escribir y eso cierto puede ser, pero también lo es el que saben hablar. En las voces por venir puede haber una cantera de grandes contadores de historias, de recuperación de la oralidad. Menos arrogancia y más participación, esa podría ser una clave para una emisora que quiere caminar por la paz.
Muchas expresiones radiofónicas en el país se han desnaturalizado al pasar a ser casi ofertas comerciales de música y más música. El nuevo mapa sonoro podría decir: “La emisoracomunitaria de Bochalema presenta su programa: “adiós a la guerra”, espacio conducido por Iván Márquez y Marcos Calarcá. ¿Por qué no? ¿Acaso los medios aquí citados no deben ser plurales y participativos?
4. Tu vecino fue un asesino
Que dura resulta la frase leída, pero cuanta realidad abraza. Los tipos de emisoras aquí citadas no son jueces de un proceso sino parte del mismo y esa participación dada dentro de un marco constitucional debe ser tolerante. Un ejemplo: Margarita algún día inconforme salió de casa para internarse en el monte. Ahora la chica de 17 años ha regresado al pueblo con las cicatrices de 30 años de guerra y hambres atrasadas. Todo lo ve distinto y se pierde entre miradas que le son ajenas.
Margarita ahora se desconoce al vivir donde nació y entonces sintoniza la radio local y aprieta la ilusión por cambiar de vida pero necesita ser escuchada, sentirse integrada y ese proceso lo puede ayudar a resolver el medio de comunicación como amigo de sus audiencias. Tu vecino ya no es un asesino; es un radialista, un productor sonoro que habla de la paz porque sabe lo duro de la guerra. Siente la necesidad de la convivencia porque suspendió por años el derecho social del reconocimiento y el respeto. Cuida la vida porque acabó con muchas de ellas y sabe que por largo tiempo “vivió muerta”. Margarita hoy tiene muchas lecciones aprendidas, un mundo por aportar, una visión por compartir y ella puede ser parte del consejo de programación de la estación, hacer dos o tres programas, estudiar una carrera y ser la directora de la emisora universitaria local. ¿Por qué no?
5. A las audiencias
El primer actor que posibilita o niega la cadena de la comunicación es el concesionario de la emisora pues es el quien “decide” si se abre o no a la participación solidaria. Los medios de comunicación son actores sociales con un alto valor de impacto sobre sus audiencias y sus decisiones, ellos son un espejo borroso e ilusorio de la “realidad” y la pintan del color que les conviene, ninguno es neutral. Los oyentes conocen sus frecuencias locales, saben de sus intereses e inclinaciones.
Las audiencias de hoy migran a nuevos soportes, se informan desde diferentes escenarios. El medio local no es el único que cacarea sobre la realidad nacional. La legitimación de los contenidos no necesariamente pasa por los modelos de negocio convencionales que se encuentran atrapados en un espacio análogo dentro del mundo digital, sino que más bienson aprobados por las audiencias en redes sociales, por ejemplo. No confundir a las audiencias y ser claros en la información podría ser un gran aporte a la paz.
6. Estar tranquilos y tranquilizar
La radio contribuye a generar estados de angustia o tranquilidad. “Atención, última hora, última hora, en minutos el Presidente de la República hablará sobre el rompimiento definitivo de los diálogos de paz”. Con sólo leer el párrafo ya se transmite zozobra, intranquilidad y es así como en la frecuencia preferida el silencio grita y habla el locutor de turno.
Nuestro mensaje para el párrafo anterior: no oculte, pero tampoco alarme. Muchas de las notas que se producen en el país se olvidan de los componentes del medio de comunicación: la voz, la música, los efectos y el silencio; pero cuándo se trata de llamar la atención inmediatamente radialistas encuentran estos recursos y entonces entra música inquietante y suenan los efectos que crean zozobra. “Atención Colombia, noticia de última hora, última hora, repetimos, última hora, en minutos el Presidente de la República hablará sobre la continuación de los diálogos de paz”.
Al final de cuentas, nada pasó, pero la radio alteró y preocupó, pues una voz fatigada y sin aire transmite angustia y un periodista sin guión aporta opiniones y no informaciones, frases que alimentan oyentes conectados al dial que palidecen frente a la esperanza de un intento más. Habrá que informar y seguir haciéndolo, ¿pero los acentos estarán en lo espectacular de la mesa de diálogo o en el contexto de las informaciones? El tono, timbre, ritmo y volumen, entre otros tantos componentes de la voz forman parte de la narración radiofónica. Un poema puede tener mil versiones, un llamado en casa se puede hacer de mil formas, una caricia puede saltar a categoría grito y un grito a susurro.
7. Menos titulares
Hoy, a pasos de cumplir 100 años de camino radial, otra responsabilidad está por ser asumida y esta vez, como cada mañana, las audiencias estarán dispuestas a ser informadas y orientadas. El reto no es de los oyentes, es de los emisores, de los generadores de opiniónpara que investiguen y se separen del titular. La profundidad es propia de una radio comunitaria y de interés público y ellas se desnaturalizan al querer ser, “cuando grandes” como sus hermanas que titulan para “enganchar”, tesis que por demás resulta pobre y por momentos falsa cuándo lo dicho en el titular no se compadece con el informe que va al aire.
El título es como un nombre, una marca, un sello y si bien debe ser llamativo, también habrá que advertir que debe reunir condiciones de verdad y no de morbosa explotación. Alejarse del titular, abrazar el contenido, acercarse a la profundidad podría ser una apuesta positiva en favor de la actual mesa de diálogo y el post-conflicto. Lo morboso le queda mejor al morboso.
8. Cultivar la confianza
Uno de los más altos “premios” que tiene un radialista fruto de su trabajo y dedicación es su audiencia cautiva.
- ¿Qué hará con ella, hacia dónde la llevará en su línea editorial?
- ¿Cuál será el aporte para que su audiencia reflexione sobre espacios para la paz?
- Sostener la confianza de las audiencias gracias a una intención bien documentada e intencionada sería un gran aporte para la búsqueda y el fortalecimiento del encuentro.
9. Sobra y falta
Ante los días de oscuridad en el país suele ser la radio el medio de comunicación que primero informa, pero también, hay que decirlo, suele ser el primero en alarmar. A la radio colombiana le sobra:
- desinformación,
- titulares amargos y llenos de morbo,
- estrellas,
- improvisación,
- dinero por noticias,
- formatos repetitivos,
- frases comunes y vacías.
Y le falta:
- Le falta creatividad,
- guiones bien hechos,
- proyectos políticos institucionales sólidos,
- formación y capacitación,
- renovadas ofertas programáticas,
- le falta despreciar la zona segura y abrazar la incertidumbre.
10. Letras para la paz
- Ama el oficio
- Blinda la radio de ruidos comunicativos
- Cuida el uso del lenguaje.
- Descomprime el odio al informar
- Enfócate en no ser solo un divulgador, un trasmisor de noticias
- Fúgate de la histeria personal en cada nota que presentes
- Guarda y guía a los escuchas hacia tu banco de datos “memoria”
- Habla de lo que se sabes. Aprende a callar
- Investiga más
- Jálate programas bien intencionados
- Kilos de interés por la región, pon la antena en el otro
- Lee entre líneas los documentos oficiales de la mesa de diálogos
- Monitorea
- No te rindas frente a la búsqueda de información sobre el tema paz
- Ofrece contexto
- Prepárate para informar sobre el postconflicto
- Quita las estigmatizaciones de tu dial
- Redefine la postura de la radio frente al conflicto armado
- Saca el micrófono más a la calle
- Territorializa las preguntas y busca desde allí las respuestas a la paz
- Unta la radio con pedagogía sobre paz
- Verifica
- ¿What, where? abandonar la pirámide invertida
- Xiomara ya no es guerrillera, entiéndelo y ayúdale a cambiar
- Yo cuento
- Zarpa hacia información siempre útil a la paz
Al cierre
Con la anterior mirada de contexto y los aprendizajes para la paz, cerramos el texto y abrimos la discusión para que las estaciones aquí citadas revisen su accionar frente al actual momento histórico que vive el país y del cual ellas no deben ser ajenas. Optar por la vida, una apuesta que corresponde a la radio, un actor social fundamental en el proceso de paz colombiano.
*Tito Ballesteros López es comunicador social e investigador en temas de radio.
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