Reflexiones para América Latina
Julián Muro, de OMB, sostiene que hace falta una cultura de equipos de reserva en América Latina. “La gente compra un transmisor como si fuera una nevera. Pero un transmisor es mucho más complejo y puede fallar con más facilidad que una nevera”, afirma Muro, reconociendo que “todo depende, a su vez, de los bolsillos de la gente”.
En algunos países existen pocas estaciones de televisión y entonces estas, más fuertes y solventes, pueden llegar a considerar tener un transmisor en stand-by. Pero cuando se habla de emisoras afiliadas que deben hacer malabarismos para comprar el primer transmisor, no hay casi manera de plantearles la necesidad de comprar uno de reserva. “Ellos no se dan cuenta de que si se les va el transmisor, van a quedar dos meses por fuera, con pérdidas tremendas”.
Bruno Manzo, por su parte, recuerda un caso de desastre similar con unos transmisores instalados en una pequeña torre sobre la azotea de un hotel en el litoral venezolano cuando las inundaciones afectaron esa zona hace tres años. “Como no había energía, el hotel cerró y no se podía llegar a la azotea, así que tuvieron el transmisor apagado por varios meses, -recuerda Manzo-. La única alternativa ahí era tener un transmisor pequeño en algún tipo de dispositivo móvil. Por ejemplo, una Van con un mástil y transmitir desde ahí. Pero nunca es lo mismo que con la antena original. Las antenas omnidireccionales son demasiado grandes y para tener una antena móvil, esta debe ser pequeña”.
No todo el continente es igual. En algunos países las antenas estarán expuestas a huracanes y tormentas tropicales, mientras en otros habrá que prever inundaciones o nevadas copiosas. Es difícil -aunque no imposible- que los eventos del 11 de septiembre se repitan en Estados Unidos o en América Latina. Sin embargo, cuando una estación de televisión planee su instalación de transmisores y antenas, las consideraciones de respaldo ahora, después delos atentados del WTC, serán diferentes.
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