HDTV o no HDTV...

Confusión es aún la palabra clave en el tema de la digitalización de la televisión abierta en Estados Unidos. Un año después que la directiva de la Comisión Federal de Comunicaciones estableció el calendario para la migración, el panorama comienza a aclararse y, para todos los participantes en este juego, resulta evidente que ha llegado el momento de empezar a tomar decisiones.

Para algunos, la migración inicial debe ser un paso intermedio hacia la implantación de sistemas de altísima definición en las primeras décadas del siglo próximo. Para otros, la nueva asignación del espectro de radiofrecuencias parece ser la oportunidad para multiplicar por seis la cantidad de canales disponibles, y mantener los niveles actuales de calidad de imagen.

Otros más proponen la adopción de un estándar intermedio que pueda ser manejado con los equipos disponibles en la actualidad. Mientras tanto, las estaciones piloto de las grandes cadenas norteamericanas han empezado transmisiones de prueba y muchos interesados se limitan a examinar los resultados de los pioneros antes de comprometerse en uno u otro sentido.

La FCC sólo obliga a los teledifusores a la implantación de sistemas de transmisión de televisión digital, entre otras cosas con el fin de mejorar la calidad del servicio para los usuarios finales. Se asume que la codificación digital permitirá eliminar problemas característicos de la recepción de señales análogas por radiofrecuencia.

Sin embargo, la Comisión no hizo exigencia alguna respecto a la HDTV: la única restricción que se establece es que debe entregarse de forma digital un servicio abierto y gratuito de calidad por lo menos equivalente a la de las señales análogas actuales.

Este nivel básico de DTV ha sido interpretado por los interesados como lo que se ha dado en llamar SDTV, o televisión digital de definición estándar. Dentro de los formatos de televisión digital que fueron homologados de facto por la FCC –al acogerse a las recomendaciones del ATSC (Advanced Television Systems Comitee)– aparece un sistema de 480 líneas a 60 cuadros por segundo con exploración progresiva, conocido como 480p, que permitiría responder a las exigencias de la FCC a partir de sistemas de producción D1 con ligeras modificaciones.

Esta opción es muy atractiva para las empresas que llevaban varios años conduciendo un proceso de migración hacia la producción en video digital de calidad D1, especialmente si se considera que la estandarización de la SDTV les permitiría operar con equipos disponibles inmediatamente y que pueden llegar a alcanzar costos muy accesibles por su escala de producción.

Y en el lado de los receptores es más fácil fabricar adaptadores que permitan recibir señales SDTV en televisores convencionales, lo cual puede contribuir a conservar una base estable de televidentes.

Por otra parte, una vez transferido a 480p/60, el video PAL o el NTSC actuales ofrecen imágenes de excelente calidad, lo cual constituye un argumento adicional para los defensores de la SDTV. Después de todo, la digitalización de la operación podría ocurrir justo antes de la antena... al menos por un tiempo sería posible manejar las operaciones de producción en NTSC 16:9, o incluso con equipo convencional 4:3.

En estas condiciones se podría hacer realidad el sueño de los directores comerciales: al final de la cadena se podría instalar algún sistema para llenar de comerciales los lados de las pantallas 16:9. Y en forma permanente.

Considerando que el video 480p/60 representa una mejora significativa respecto al sistema actual, los defensores de la SDTV esperan poder cumplir con los requisitos de la FCC y amortizar en un plazo largo sus inversiones actuales, para diferir unos cuantos años la migración hacia la HDTV.

Sin embargo este escenario de costos racionales ya ha sido prácticamente desmontado por las decisiones de las grandes cadenas, que proponen un cambio más rápido a sistemas de alta definición.

CBS ha confirmado su intención de emitir la programación del prime time en 1080i, un sistema HDTV que coparía el ancho de banda de los canales de la nueva asignación; ABC prefiere el sistema 720p; NBC planea mezclar 1080i con 480p, y FOX piensa emitir su programación normal en 480p/60 y utilizar 480p/90 para la programación deportiva.

Este escenario nos conduce a un futuro en el que los diferentes estándares van a coexistir. Y a compartir receptores. Evidentemente, las imágenes 720p son superiores a las 480p. Y las 1080i tienen sus ventajas. El problema básico es de costos.

Está claro que en un principio las fuentes básicas de material HDTV serán el archivo fílmico y la producción en vivo, pues la industria no puede acomodar en un plazo tan corto una migración rápida hacia la producción en HDTV.

El problema que representa la entrada de la HDTV a la programación diaria es que los costos de la transición, para las estaciones afiliadas, pueden exigir la implementación de sistemas con capacidad para retransmitir la programación HDTV del prime time en su calidad original, o por lo menos en 720p.

Si las cadenas exigen este esfuerzo a sus afiliados el problema financiero de las estaciones locales puede complicarse notablemente. Aunque la operación local pueda implementarse en SDTV y utilizar equipos análogos, estas empresas se verían obligadas a financiar una operación HDTV de tiempo parcial con los recursos limitados de los pequeños mercados.

Para la industria de la electrónica de consumo esta situación no representa un problema importante. Un receptor de DTV multisistema es viable y en un plazo relativamente corto alcanzará niveles de precio razonables por las grandes escalas de producción.

Pero todavía hay que superar problemas técnicos significativos, tales como la fabricación de grandes pantallas planas, la mejora de las pantallas de plasma y la integración entre televisores y computadores personales. No olvidemos que Windows estará presente en nuestros televisores…

Un punto importante es que un televisor convencional con un set-top box entrega imágenes 480p convertidas a NTSC convencional de una excelente calidad. Este paso representa una ventaja importante para el televidente de los mercados más deprimidos: posiblemente él decidirá que no es prioritario invertir en un nuevo televisor para poder ver programación 16:9, toda vez que quizás sólo pueda recibirla en algunos horarios; o que será suficiente invertir en un televisor 16:9 / 480p, aunque las señales originales se realicen en 1080i, porque 480p es suficiente calidad para ver televisión…

Otro problema es la implementación de las VCR domésticas del futuro, que quizás utilicen soluciones basadas en DVD-R u otro medio similar. Es posible que los desarrollos de Panasonic en su línea de equipos de producción DVCPRO permitan acomodar un sistema doméstico de grabación basado en codificación DV, que soporte los estándares DTV con calidad aceptable.

Mientras tanto, JVC ya presentó su grabadora D-VHS que puede registrar cualquier flujo de información digital y reproducirla como video HDTV con la ayuda del codificador apropiado. Es una solución elegante para un futuro incierto, aunque quizás le espera un porvenir tan oscuro como el del W-VHS, que sólo prosperó en el mercado japonés.

Para complicar aún más las cosas, CBS y Sony han manifestado que piensan implementar un sistema 1080p/60 para el año 2002. Mientras tanto, en Japón, la industria local de televisión propone un sistema capaz de manejar simultáneamente una transmisión HDTV, varios canales SDTV y una miríada de servicios de valor agregado. Y en Europa se habla de renovar el viejo y confiable sistema PAL, agregándole un leve sabor digital…

De ahí que se hagan comprensibles las constantes quejas de los teledifusores de Estados Unidos, preocupados por tener que hacer inversiones monumentales para soportar un estándar de HDTV que, en definitiva, puede convertirse en un sistema de transición.

Los fabricantes de equipos de producción han empezado a promover la identidad entre DTV y HDTV, algo muy conveniente para darle cierta dinámica a su mercado. Aunque ya se encuentran las soluciones necesarias para implementar operaciones SDTV con inversiones muy razonables, los industriales parecen estar de acuerdo en que lo más lógico es entrar al amplio mundo de la DTV con imágenes de la mayor calidad, que deberán originarse en sus nuevos y costosos equipos HDTV. Y al proponer una norma nueva para la distribución de señales, ellos también aportan su grano de arena a la confusión.

La adopción de MPEG-2 para la distribución de señales de DTV es una opción atractiva para los teledifusores, porque permitiría implementar con facilidad operaciones DTV escalables con programación en formatos variables según las franjas.

Por otra parte, haría posible adoptar muchas soluciones de codificación y compresión ya existentes, que ofrecen buenos niveles de calidad de imagen. Y además abriría una ruta razonable a la entrada de la HDTV, al hacer posible el transporte de señales de alta definición utilizando un ancho de banda razonable.

El problema básico, sin embargo, es el mismo de hace algunos años: los fabricantes manejan múltiples estándares de codificación MPEG-2, en algunos casos incompatibles entre sí. Por fortuna, este problema puede solucionarse en un plazo relativamente corto, y algunas de las empresas líderes de la industria están dedicadas a lograrlo.

Por su parte, la oferta de equipos para producción en HDTV todavía adolece de ciertos vacíos. Aunque ya existen varias opciones en cuestión de cámaras, no hay claridad respecto a los formatos de grabación.

Los principales fabricantes ofrecen equipos capaces de grabar HDTV de diferentes "sabores", los cuales tendrán que someterse a un proceso de estandarización lo más pronto posible. A pesar de todo, los realizadores que quieran producir en HDTV pueden hacerlo hoy mismo, aunque quizás sus decisiones en materia de equipos los fuercen a hacer algún transcoding en los próximos años.

También hay que tener en cuenta el atractivo que adquiere el cine como medio de producción para HDTV. Desde hace un par de años, Kodak viene promoviendo la película de 16 mm como el medio ideal para originar material de alta definición, que además es inmune a los cambios de estándares de transmisión. Aunque suene descabellado, es posible que este esquema resulte viable dentro de la estructura de costos de la producción en HDTV.

Mientras tanto, empresas tradicionales como Sony, Philips y Tektronix empiezan a ofrecer las herramientas necesarias para la producción de HDTV en ambientes convencionales, y los fabricantes de unidades de efectos, editores no lineales y servidores de video van actualizando sus productos con paso lento pero seguro.

Mientras se aclaran las reglas del juego para los participantes de la DTV, los reyes de la TV pagada han decidido empezar a transportar señales HDTV, lo cual no es ninguna sorpresa. DirecTV ha anunciado que entregará dos canales de HDTV a sus suscriptores de Estados Unidos a fines de 1998.

Uno de estos canales podría ser HBO/HD, que está promoviendo un acelerado proceso de masterización de películas en video 16:9 de alta definición, para disponer de un repertorio digno de su tradición de "sólo éxitos".

Aunque estos servicios tendrán que recurrir a altos niveles de compresión de video para poder transportar sus señales HDTV, esta operación se verá justificada por el beneficio que percibirán los usuarios, quienes podrán ver material de alta definición en sus televisores HDTV las 24 horas del día.

Lo más positivo para las empresas de DTH es que ya tienen establecido un modelo de negocios que les permitirá obtener beneficios de su transición a la HDTV desde el primer día: la alta definición será otro servicio premium por el que algunos suscriptores pagarán con gusto.

Y su potencial está, incluso, en los mercados donde la televisión terrena no soportará HDTV, pues los televisores 16:9 de origen coreano, mexicano o japonés ya estarán preparados para recibir señales HDTV, y el público objetivo con capacidad de consumo recibirá ávido la imagen super estable de las pequeñas antenas de DBS.

Mientras tanto, los teledifusores forzados a montar operaciones DTV en un tiempo mínimo sienten que están corriendo un gran riesgo, pues aún no pueden estar seguros de si el mercado de la televisión abierta pueda soportar las grandes inversiones que se avecinan. En última instancia, el éxito de esta transición depende de la respuesta de los consumidores.

¿Que pasará si los líderes de la industria se equivocan y los consumidores deciden que es mejor comprar un set-top box para poder ver las transmisiones HDTV en sus televisores convencionales, en vez de invertir algunos miles de dólares en un receptor nuevo para DTV? Sólo el tiempo lo dirá.