Con el consumo de video acelerado y el mayor número de plataformas y dispositivos para consumir este video, es fuerte la competencia por ganar la atención de la audiencia, televidentes y prosumidores. Pero, sin duda, hay un contenido que cada vez gana más adeptos, los programas históricos de la televisión.
Hay un interés creciente de la audiencia por conocer los contenidos, las historias y las formas de narrar de la televisión en las décadas del 50, 60, 70 y posteriores. Ese interés se ha convertido en una necesidad para los medios, sobre todo los públicos y estatales, quienes están preocupados por la protección del archivo histórico, tanto sonoro como audiovisual, que en muchos países está protegido por leyes.
Según estimados de la Red de Archivística, que reúne representantes de 14 países, en América Latina hay cerca de 80 millones de horas de audio y video en cinta que son el patrimonio histórico y documental audiovisual y están en riesgo debido al deterior natural de las cintas y a que las máquinas de reproducción de los formatos antiguos dejaron de fabricarse, haciendo que sean un tesoro difícil de conseguir. Y ni hablar de los repuestos.
Por eso, la digitalización de este material es una tarea urgente y más en América Latina, donde solo México, Colombia, Brasil han avanzado en este proceso, pero se estima que no va más allá del 10% de todo el material sonoro y audiovisual de los medios estatales.
Lo más importante a la hora de digitalizar, además de proteger material histórico, es que esté disponible para que el público lo pueda consumir y disfrutar.
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