El diseño de un flujo de color management basado en metadata, en el cual se implementan herramientas de software como livegrade, garantiza que todas las decisiones realizadas por el DOP se hagan presentes en todo el proyecto.
Por: John Castro Macías
El auge de las plataformas de streaming exige a productores y creadores el desarrollo de nuevos contenidos originales de alto impacto; esta necesidad plantea un escenario altamente competitivo donde la calidad técnica y estética son un elemento diferenciador.
Un producto audiovisual depende de la consistencia entre sus componentes visuales, sonoros y narrativos. Para lograr el equilibrio entre estos elementos, las productoras apelan a talentosos artistas en las diferentes fases del proyecto, la creación de esquemas técnicos y flujos de trabajo que se adecuen a cada show.
Sin embargo, antes de instrumentar estos flujos de trabajo es necesario contar con las historias que elaboran los guionistas, quienes idean una premisa atractiva y moldean la intención narrativa que seguirá el proyecto.
Llevar a buen término la idea de los creadores propone retos técnicos particulares. En este punto es donde el diseño específico de flujos de trabajo acompaña y soporta todos los aspectos artísticos, entre ellos el color. Este elemento potencializa y cohesiona todos los componentes dentro de un programa y define el look and feel de la obra.
Es precisamente aquí donde el color management aparece como una herramienta que brinda solidez y homogeneidad en los procesos fotográficos, a fin de aportar consistencia a la obra durante el proceso de producción y posproducción.
La implementación de un flujo de datos con color managment desde el set traza un escenario artístico y técnico, en el que todas las partes implicadas en el proceso de creación de un proyecto audiovisual pueden dar continuo seguimiento a las características visuales del producto.
El color management idealmente debe estar presente desde la fase de “trabajo de mesa“, de esta manera todos los involucrados en el proceso creativo (director, DOP, director de arte y vestuario, entre otros) aportan sus ideas para la construcción del look de la obra, al tiempo que se colabora simultáneamente con el fotógrafo para esbozar los lineamientos técnicos que condicionan el flujo de trabajo y plantean el camino a seguir para el show.
Una vez establecidos los lineamientos estéticos, es labor del equipo de trabajo representar de la manera más sólida estas ideas durante todo el proceso y heredarlas al grupo de postproducción.
En esta fase, la posición de digital image technician (DIT) se hace imprescindible, ya que es el encargado de verificar el correcto procesamiento de la señal y llevar el registro de la colorimetría, así como monitorear la evolución estética de la pieza. Ello con el propósito de que haya coherencia en todas las fases de la filmación al ofrecer seguimiento y solidez a las decisiones del equipo de cara a los procesos venideros.
La estrecha colaboración que se da en el set entre el director of photography (DOP) y el DIT produce diversas resoluciones creativas, las cuales impactan en la aproximación del proyecto por parte de los diferentes departamentos. Al implementar el flujo de color management basado en metadata, estas decisiones permean de manera sólida y trazable a las siguientes etapas del proceso.
El diseño de un flujo de color management basado en metadata, en el cual se implementan herramientas de software como livegrade, garantiza que todas las decisiones realizadas por el DOP se hagan presentes en todo el proyecto.
En el set mediante el monitoreo de la señal viajan las instrucciones del especialista en forma de metadata a los siguientes procesos, para que se materialicen en la creación de dailies ejecutivos que revisan los productores de manera remota, y se vean reflejadas en los proxies (formatos) que recibe el equipo editorial. Ello para que sean distribuidas de manera eficiente al equipo de VFX y los usen como referencia al momento de componer en el proyecto.
Al final del proceso, todas estas decisiones llegarán a la sala de color en la etapa final, las cuales se convertirán en el punto de partida de la colorización y que las decisiones del fotógrafo en el momento del shooting sigan vigentes.
Actualmente existen tecnologías que funcionan como extensión del color management basado en metadata. Tal es el caso de Dolby vision e, inclusive, la puesta en pantalla final, un recurso que ayuda a preservar e impulsa el aspecto artístico de un proyecto, el cual garantiza que las decisiones creativas estén presentes desde la concepción hasta la exhibición.
Gracias al flujo de trabajo de color management se impacta directamente en todos los ámbitos de la producción para dar solidez al proceso estético, optimizar recursos y garantizar que la intención de los creadores llegue finalmente al espectador tal y como se concibió desde el guión.
*John Castro Macías, cuenta con más de 20 años de experiencia en la industria cinematográfica. Ha desempeñado diversos roles en las áreas de producción y postproducción. Actualmente ocupa el cargo de supervisor de postproducción de Labo México.
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