Conozca detalles sobre los flujos de trabajo, requerimientos técnicos y talento humano para el doblaje para cine y televisión.
Cecilia Gómez*
El doblaje es la columna vertebral en la cultura de consumo de contenidos en hispanoamérica, y en México forma parte de una adaptación de obra que permea en otros países. Es capaz de otorgarle una identidad local al contenido, volverlo más relevante y, de esta manera, hacerlo más personal para la audiencia.
El doblaje de contenidos comenzó siendo una asistencia al lector débil y se tornó en un nutrido trabajo de tropicalización. Actualmente es una amplia industria reconocida a nivel mundial por la calidad de sus voces, y lo experimentado de sus procesos técnicos que reúnen a varios profesionales en su flujo: actores, guionistas, locutores, ingenieros de audio, directores de voz, traductores, etc.
En el departamento de Localización de Labo, estudio mexicano que realiza doblaje para producciones audiovisuales y theatrical, el flujo inicia con la recepción de los proyectos. En este punto el estudio se asegura de entender los requerimientos establecidos por el cliente y sus necesidades. Posteriormente, se calendariza y se selecciona a los equipos técnicos, de talento y creativo que participarán en el proyecto.
Una vez seleccionado el equipo creativo, la generación del guión para doblaje queda en manos de un traductor que se encargará de una correcta traducción desde el idioma original. Su labor será conseguir una tropicalización que tome en cuenta las características psico-sociales de la audiencia meta, y aplicar un riguroso uso del lenguaje de manera neutral que permita llevar el producto final a la mayor cantidad de espectadores.
En este proceso de adaptación, el traductor de doblaje debe considerar el “ritmo” con el que hablan lo actores originales, para respetar el número de sílabas por diálogo. También considera si se terminan las frases con vocales abiertas o cerradas, y si las labiales son labiodentales o fricativas, ello para buscar el lip sync más adecuado.
Los tiempos de traducción son variables; un capítulo de media hora puede tomar entre dos o tres días, mientras que un largometraje para theatrical puede alcanzar hasta una semana. La neutralidad del lenguaje varía de las peticiones del cliente y, por lo general, las licencias creativas que él se permita dependerán de la distribución que vaya a darse al contenido.
Ya que se cuenta con la traducción completa, el director elegido, bajo las características artísticas del proyecto y su experiencia, elige a un cast que dará vida a los personajes. Para esta selección deberá considerar que la voz de los actores de doblaje coincida en timbre y tono con la de los de los actores originales, además de que su capacidad actoral deberá cubrir las necesidades creativas del material.
A diferencia de los estudios con recubrimientos de esponja, unicel, decoraciones de madera, corcho o tela, las cabinas de grabación de doblaje en Labo fueron construidas con un proceso estricto y artesanal. Pensadas y diseñadas acústicamente no sólo para cumplir con estándares internacionales -que bajo auditoría certifican a Labo- sino para lograr la captura prístina de las cualidades del micrófono empleado y el espectro fonético de la voz humana. Así, voces graves y agudas, de hombres, mujeres y niños, urbanos y mezzosopranos, gritos y susurros, son grabados con la mejor calidad, microfonía, plano y expresividad para los contenidos de los clientes.
Cuando los actores entran en las cabinas, el equipo técnico ya llevó a cabo muchos procesos que vestirán la grabación: una sesión de Pro Tools con el video del contenido, el M&E y los stems de diálogos. Ellos realizan la elección del micrófono que desde el registro de audio de voz dará el sonido más parecido al original, como usar un micrófono tipo shotgun para percibir dentro de la grabación un poco de cuarto y tratar de simular el sonido directo en un set.
Los actores por norma memorizan su parte del libreto. Esto permite que su atención física se concentre en sincronizar sus movimientos labiales con los del actor original en la imagen y así imprimir más emociones. El director cuida la entonación, el ritmo y en ocasiones recortará o alargará diálogos del guión para que suenen más naturales y acorde al contexto narrativo.
En esta etapa también se graban los ambientes o wallas. Respetando el diseño sonoro original, un grupo de actores graba las líneas incidentales, charlas de fondo o call outs. Pese a que están en segundo plano, se realizan con la misma firmeza profesional que el de los escenarios principales.
Una vez que se han grabado las voces, ocurren dos procesos clave para un doblaje impecable: la edición y la mezcla de audio. El editor ajustará los audios para que haya una sincronía perfecta entre la imagen y el sonido. De igual forma hará una limpieza para que se reduzcan al mínimo los sonidos articulares del habla, tales como sibilancias, ruidos nasales, chasquidos de la lengua o impactos entre dientes.
En la mezcla de audio, el ingeniero de sonido tendrá que unir las voces dobladas con el M&E para encontrar el mismo equilibrio que el contenido inicial. Nivelar los volúmenes de cada track en un mismo punto es una tarea milimétrica con la meta de que los elementos no se “empalmen” uno sobre el otro y brille el que deba hacerlo.
En promedio el tiempo que toma la edición y mezcla de un episodio de 30 minutos es de tres a cuatro horas por cada actividad. Sin embargo, dependiendo del tipo de contenido y ventana a la que va dirigida este intervalo se puede elevar.
Con los procesos acoplados una película quedaría lista en alrededor de tres semanas y media. Para el doblaje de una cinta participan aproximadamente 40 actores de doblaje, un director y un traductor. Sumándole al cuerpo técnico entre mixer, editor, ingeniero de grabación, gerente del departamento, project manager, audio lead y data manager, se tiene la colaboración de una plantilla de más de 50 personas.
Hacer doblaje es hacer magia; es engañar al ojo y al oído para que vea y oiga lo que nosotros queremos: el español como si fuera el idioma original. Al hacer doblaje no sólo se traduce, se adapta una cultura y se interpreta una emoción. Las palabras se transforman en emociones y se les da un significado nuevo en otro lenguaje.
El doblaje es una herramienta de comunicación cuya principal ventaja es permitir el acceso de más público a un contenido determinado. Esta profesión debe ser una ventana responsable y verdadera al mundo en que vivimos y al interior de las personas. La televisión, y principalmente las pantallas on the go, son por excelencia las compañeras de vida y camino de mucha gente. El contenido nos representa, el doblaje nos proyecta.
El éxito regional de muchos programas o largometrajes no hubiese sido posible sin una oportuna adaptación, porque un doblaje sin excelencia arruina la experiencia audiovisual. En Labo entendemos esto a la perfección y por eso cuidamos meticulosamente cada parte de nuestros procesos, porque también somos espectadores, y unos muy exigentes.
*Cecilia Gómez es gerente de Localización en Labo.