Cuando se hable de lo rosa en la telenovela latinoamericana, hay que pensar que al aire aparecen nuevas fórmulas que ya son menos predecibles y, que este género, se ha vinculado a procesos y a problemáticas sociales.
Mg. Luis Fernando Gutiérrez Cano
Mg. Luis Jorge Orcasitas P.
En el universo de las telenovelas colombianas se han vinculado aspectos de la realidad, de la política, de la tradición y de la sociedad. Nos han mostrado cómo somos: feos e inútiles, pero con ganas de salir adelante. El caso paradigmático es Yo soy Betty la fea, telenovela que exhibió la fealdad como una categoría tanto negativa como positiva y, al mismo tiempo, quebró algunos rasgos tradicionales planteados en el melodrama “clásico” latinoamericano (personajes arquetípicos y combinación de elementos modernos con los tradicionales, por ejemplo).
Se atrevió, además, a mostrar la “metamorfosis” de una fea que se vuelve hermosa, claro está, sin descuidar lo que Mazzioti (2008), denomina como la división entre el bien y el mal, y la exposición de personajes con pequeños rasgos identitarios. 20 años después de su estreno en Colombia, el Canal RCN volvió a emitir Betty la fea en homenaje póstumo a su creador, Fernando Gaitán. El fenómeno de la novela sigue, puesto que ha logrado los primeros de lugares en el rating de la TV colombiana en el prime time en su repetición.
Problemas comunes, historias parecidas
Cuando se hable de lo rosa en la telenovela latinoamericana, hay que pensar que al aire aparecen nuevas fórmulas que ya son menos predecibles y, que este género, se ha vinculado a procesos y a problemáticas sociales, porque en Latinoamérica es común ser pobre, desplazado (esclavizado), ser feo, pero es también muy común sentirnos orgullosos de un territorio y de lo en él les pasa a sus protagonistas.
Es indudable que el televidente y la sociedad han cambiado: nuevos sueños, ideas y problemáticas sociales están latentes y permiten hoy menos historias rosas, porque hasta el mismo amor ha cambiado. La responsabilidad de productores, directores y actores con quien los latinoamericanos nos identificamos hoy, es importante e igualmente trascendental, porque al ser la telenovela el género más cercano a la condición humana y a la vida misma de Latinoamérica, hay que tener mucho cuidado de lo que se dice y se muestra.
Viejas y nuevas historias, en nuevos mercados y en multiplataforma
A propósito de lo antes dicho, complementamos el texto con los puntos de vista de Alejandro Vergara, escritor colombiano que logró posicionarse como un dialoguista en el canal Telemundo de NBC. Acaba de ser parte del proyecto Betty en New York, estrenada el 6 febrero de 2019, la última adaptación de la famosa telenovela Betty la Fea, escrita por Fernando Gaitán.
Esta versión está cautivando a una nueva generación de jóvenes que poco conocían la historia original; en palabras de Vergara, para él como guionista fue todo un reto actualizar la obra y llevarla al universo de los Estados Unidos, sin embargo, se pudo encontrar su propia esencia y, al mismo tiempo, explorar nuevas situaciones de los personajes que la audiencia tiene en la memoria
¿Hay una metodología en América Latina para la escritura de un género como el dramatizado?
Alejandro Vergara: las temáticas de las telenovelas han evolucionado, ahora se habla más de series que de telenovelas porque el nombre parece anticuado. Sin embargo, este género sigue más vivo que nunca solo que ahora se le denomina serie romántica o serie novelada. Los plots que más éxito marcan en el rating en Latinoamérica son de aquellas tramas que logran reflejar la cotidianidad de las personas, las que plasman la manera de sentir latinoamericana, tan pasional y entregada. Aunque el romance esté cambiando, las personas siguen disfrutando de las historias de amor clásicas; eso sí, con un toque de modernidad.
¿Cuáles son las tendencias temáticas del dramatizado en América Latina?
Alejandro Vergara: Las de superación personal, que muestran cómo sus protagonistas logran escalonar socialmente gracias a su inteligencia y astucia, pero sin dejar de lado, obviamente, al amor como eje principal de su narrativa. También las tramas que denuncian injusticias sociales, que exponen problemáticas comunes, cercanas; en lo local la telenovela crece como medio difusor, el público quiere ver en la pantalla de sus televisores o de sus tabletas y celulares, posibles soluciones. Todos tenemos la necesidad de seguir un líder o un héroe que nos indique cuál es el camino y ese es el trabajo de los protagonistas.
¿Cuál es la recepción del público latinoamericano ante las nuevas temáticas que se plantean hoy? ¿Qué se está consumiendo?
Alejandro Vergara: Con el streaming y los medios electrónicos, el público latino realizó una exploración de diferentes contenidos que se producen en cualquier parte del mundo. No obstante, la audiencia logra engancharse más fácilmente con las tramas que son cercanas a ellos, cultural y emocionalmente. Hace poco en Colombia, una serie como La reina del flow (2018), logró un gran puntaje de rating como hacía mucho tiempo no se veía en el país. Los televidentes sintieron esta historia cercana a ellos. La violencia sigue siendo un factor atractivo en la narrativa, pero las tramas de amor aseguran la permanencia de la audiencia.
¿Como guionista, ¿de dónde le surgen los nuevos enfoques temáticos para poner en la pantalla? ¿Dónde hay necesidad de narrar este presente?
Alejandro Vergara: Las historias cambian a medida que la sociedad se transforma y surgen nuevas problemáticas. En el centro de estas situaciones nacen historias de amor muy atractivas. En un mundo donde todo va tan rápido y donde parece que el romance se está muriendo, las historias de amor cobran vida e importancia, porque nos muestran el deber ser del romance. Las telenovelas nos enseñan que lo más importante es el amor y este es el camino a la felicidad. Esta premisa es una promesa que entretiene y nos brinda esperanzas.
¿Cómo se concibe un proyecto dramático para el público de hoy? ¿Se notan muchos remakes en las parrillas de programación? ¿Es esta una tendencia?
Alejandro Vergara: Las productoras retoman los productos exitosos porque ya han sido validados por el público. Son clásicos de la televisión que la audiencia recuerda con cariño y admiración. Al producir una de estas historias se aseguran una audiencia.
¿Está Netflix marcando nuevas pautas para el trayecto temático del dramatizado en América Latina como las coproducciones realizadas en Brasil, México, entre otros países?
Alejandro Vergara: Netflix está tomando lo que existe y lo pone en su parrilla de manera práctica. Los portales de streaming le brindan una gran comodidad al espectador que tiene la garantía de ver su producto en sus tiempos y no en los horarios de una programación. Netflix ha seleccionado de manera inteligente un gran número de buenas historias y las ha puesto al alcance de su público.
¿Es compatible el dramatizado tradicional latinoamericano con la oportunidad que ofrecen los nuevos medios como el eduentrenimiento, como una nueva manera de entretener y educar, y como una forma de contar?
Alejandro Vergara: En la telenovela tradicional existen vertientes. Podemos encontrar la narrativa clásica cuya protagonista lucha incansablemente por el amor de un hombre de mejor clase social. Pero también existen telenovelas prodesarrollo, educativas o actuales, que plantean problemáticas y hacen que el público se cuestione. Ese tipo de productos son los más interesantes porque logran reflejar el sentir de una comunidad y convocan a su audiencia a la reflexión.
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