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1995-2005: Una década trascendental para la industria de la televisión

Durante los pasados diez años que ha circulado TV&Video ha cambiado radicalmente la forma de producción de la televisión y el video. A cada nuevo cambio, sobrevenía otro de igual o mayores repercusiones. Tras el impacto de la digitalización, ¿qué más puede esperar la industria?

Cuando me fue encomendada la misión de escribir este artículo con motivo del 10º aniversario de TV & Video Latinoamérica, supe que se trataba de una ocasión perfecta para mirar hacia atrás y analizar qué tan lejos ha llegado la tecnología de la televisión en estos últimos 10 años. No es necesario decirles a quienes leen esta publicación desde sus inicios, los trascendentales cambios de los que hemos sido testigos.

Sin duda, el tratar de compilar en estas páginas una década de avances -–y también de retrocesos– no es tarea fácil, ya que la industria de la televisión involucra una serie de subindustrias (si se pueden llamar así), cada una dedicada a una parte específica del proceso de teledifusión: la producción del contenido, su transmisión y su recepción por parte del usuario final (televidente). Sin embargo, y para fortuna de quien escribe este artículo, hay un factor que ha determinado la ruta de esta desenfrenada carrera tecnológica: la digitalización. Este lenguaje de ceros y unos ha marcado las coordenadas hacia las que los fabricantes de equipos, creadores de contenido, emisores y receptores han encaminado sus naves.

Para comprender el proceso hacia la digitalización es necesario devolvernos un poco en la historia. A mediados de 1990, General Instruments propuso un sistema terrestre de televisión de alta definición HDTV completamente digital, marcando con ello el inicio de la era digital y el fin de la televisión análoga. Entonces, el gobierno de Estados Unidos propuso a los principales fabricantes que unieran sus esfuerzos para procurar un solo sistema de televisión de alta definición digital. El sistema HDTV propuesto tendría dos modalidades principales: 1080 líneas activas con 1920 píxeles cuadrados por línea y 720 líneas activas, con 1280 píxeles por línea. Ambos formatos emplearían compresión MPEG-2, audio Dolby Digital (AC-3) y modulación 8-VSB. Todo ello comprimido en un canal estrecho de televisión de 6 Mhz de ancho de banda. Cinco años más tarde (1995), coincidiendo con la primera edición de TV & Video Latinoamérica, el sistema prototipo fue enviado a la FCC para prueba.

Hoy, la industria de la televisión está completamente involucrada en la emisión digital HDTV y SDTV, y tan sólo hemos comenzado a ver los indicios de los vertiginosos avances que DTV facilitará en el futuro.

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10 años del formato DV
Curiosamente, 1995, además de marcar el nacimiento de esta publicación, constituyó un año trascendental para la industria de la televisión a escala mundial, ya que en este año se anunció el formato DV como alternativa. Muchos productores, especialmente aquellos que por costos no habían podido llegar al Betacam, acogieron gustosos el formato.

Mientras los usuarios de Betacams, Avids o Media 100 miraban con desprecio e incredulidad a los pioneros del DV, muchos de ellos comenzaron, con muy bajos presupuestos, a realizar proyectos de una calidad bastante aceptable. Y si bien es cierto que el video digital usaba rango de color de 4:1:1, con las tomas y la edición apropiadas, algunos de estos proyectos llegaron a ser tan buenos e incluso superiores a los logrados con formato análogo.

Pero sólo un par de años después las grandes casas productoras decidieron aceptar el formato DV como confiable. En sus comienzos representaba un riesgo, ya que aunque había demostrado un alto grado de eficiencia, aún había algunos detalles por corregir.

La era del formato HDV
Y justo cuando muchos de los productores comenzábamos a sentirnos cómodos con el DV, fue introducido uno nuevo: HDV (video de alta definición) con estándares acordados entre los principales fabricantes de equipos –Sony, Canon, Sharp y JVC (se destaca la ausencia de Panasonic)–. Inicialmente, se introdujo al mercado la cámara semiprofesional en formato HDV JVC de un solo chip, GR-HD1, y el pasado noviembre Sony nos sorprendió con su HDR-FX1 de tres chips, que ha recibido muy positivos comentarios.

Este nuevo formato de video digital, destinado en principio al usuario doméstico y semiprofesional, se encamina a superar las limitaciones de la señal de televisión convencional y a estar más acorde con los últimos dispositivos de imagen. Una limitación que, gracias a los algoritmos de compresión de video digital (MPEG2), deja de ser técnicamente crítica porque el almacenamiento, la reproducción y la grabación de imágenes pueden realizarse de manera más sencilla.

Así, el HDV plantea un esquema de funcionamiento práctico y fácilmente adaptable, tanto para el consumidor como para los fabricantes. Curiosamente, está basado en el DV y usa el mismo tipo y velocidad de cinta (MiniDV) para grabar secuencias de video MPEG2 de alta calidad. Unas secuencias que pueden tomar dos configuraciones de cuadro y dos de exploración de imagen, pero siempre con aspecto 16:9.

Otro factor importante para tener en cuenta es la evolución de los computadores desde 1995. En ese entonces, hacer que un PC corriera video no comprimido en tiempo real requería optimizaciones muy cuidadosas y una configuración de discos duros muy costosa, teniendo en cuenta que un disco SCSI de 4 GB costaba más de US$ 1000, y no todos eran lo suficientemente rápidos para video.

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Y en cuanto a la posproducción, las dificultades iniciales para editar el largo formato GO-MPEG-2 han sido solucionadas y el mercado ya comienza a verse inundado de programas y sistemas de edición HDV bien diseñados, como es el caso del Aspect HD de CineForm para Premiere y Lumiere HD para Final Cut Pro. Liquid Edition 6, de Pinnacle, promete corrección de color y disolvencias HDV en tiempo real por menos de US$ 500.

De la misma manera que el DV tomó un tiempo para ser digerido por la industria, el HDV está siendo analizado con cautela, especialmente por la compresión que implica. Sin embargo, HDV definitivamente traerá consigo una mejor calidad de imagen, superior a la lograda con el SDV, además de su compatibilidad con el ya expandido HDTV.

La aparición en el pasado noviembre de la cámara semiprofesional Sony HDR-FX1 convenció a muchos escépticos, y muy seguramente con su versión profesional HVR-Z1 programada para salir al mercado este febrero con un costo aproximado de US$ 7000, muchos más se subirán a bordo del HDV. Pero sólo el tiempo se encargará de decirnos si este nuevo formato arrasará con lo que utiliza actualmente la industria, transformando la producción televisiva de bajo presupuesto, de la misma manera como lo hizo el DV. Valdrá la pena esperar para constatar cuál será la estrategia de los fabricantes.

En busca de contenido HD
El reto que enfrentan los productores de televisión en todo el mundo es inmensurable, pues los receptores de televisión actuales tienen una capacidad de imagen muy superior a la del contenido que los teledifusores y estudios pueden proveer.

Uno de los mejores monitores HD disponibles en la actualidad, el Sony (SNE) de la línea Qualia, tiene una capacidad de reproducción de imagen que se compara con la más alta calidad exclusiva hasta el momento para la industria del cine. Pero excepto por imágenes especiales proveídas por el mismo Sony para demostraciones, es casi imposible conseguir contenido que aproveche en su totalidad la capacidad de dichos monitores. La realidad es que 99% del contenido actual de televisión, sea de TV abierta, cable, satélite o pregrabada, no está disponible en este formato. La mayoría de teledifusoras HD está transmitiendo contenido inferior al estándar 1080i o la alternativa de 720p, la cual ofrece una resolución más baja pero es más fluida en escenas de acción, si se compara con el 1080i.

¿Avances tecnológicos = mejor programación?
Si hubiéramos formulado esta pregunta 10 años atrás, muy seguramente la respuesta hubiera sido: por supuesto. Infortunadamente, esta fórmula ya no es aplicable, al menos ante los ojos de muchos críticos de la programación actual. No hay que negar que aún se siguen viendo grandes producciones con una calidad intachable, pero se ha introducido una tendencia que, de cierta manera, reemplaza al artista con una nueva generación de productor/negociante. Así, la experimentación artística está siendo superada por una incansable búsqueda de altos índices de sintonía y sustanciales dividendos.

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Día a día vemos cómo los equipos necesarios para una producción televisiva cada vez se hacen más pequeños y baratos, lo que sin duda facilitó la llegada de los reality shows como ‘Survivor’, ‘American Idol’, y ‘The Bachelor’ y sus versiones internacionales. Si bien estos programas aseguran un ingreso alto para sus creadores y representan una forma válida de entretenimiento, nadie puede negar que la mayoría de tales producciones están muy lejos de lo que se ha establecido como buena televisión. No hay nada malo con querer entretener, pero estos programas han logrado que aquellos que consagraron su vida a perfeccionar el arte de creación televisiva, se pregunten si dichas producciones no significarán la muerte para la producción de TV.

Actualmente, casi cualquier persona puede adquirir una cámara con calidad broadcast y un sistema de edición, y llamarse productor. Dicho fenómeno comenzó a verse años atrás en la guerra del Golfo y más recientemente en Irak, donde los periodistas, en condiciones muy adversas, prácticamente se han convertido en hombres orquesta, reportando, capturando las imágenes, grabando el sonido, editando las notas y finalmente enviándolas para ser transmitidas. Todo con su XL1 y su pequeña laptop. Hoy se espera que una sola persona sea experta en estas funciones, lo que años atrás hubiera implicado un equipo completo de producción con años de entrenamiento.

De DTV a IT: una nueva transición
Muchos afirman que la expresión ‘transición digital’ ya es obsoleta y prefieren concentrarse en los avances de la tecnología de la información (IT). Existen buenas razones para que los más grandes fabricantes de equipo del mundo se estén enfocando en trasladar a los teledifusores, de las infraestructuras basadas en video a las construidas sobre protocolos de internet. Y es que el tener una estructura de teledifusión conectada a internet se puede entender como una extensión lógica de la cultura de las noticias y la información. Además, el acceso ilimitado a video en cualquier parte del mundo en cuestión de segundos resulta muy atractivo. La maravilla de la tecnología de la información es que sin importar el tipo de negocio en el que se esté, un archivo es un archivo, ya sea de video para TV, audio para radio, texto para una publicación o HTML para una página web.

No es un secreto que las ventas de equipos para emisión han bajado sustancialmente. Una de las razones, además de una economía mundial debilitada, es la incertidumbre de los dueños de estaciones de televisión abierta ante el auge indiscutible de la televisión pagada multicanal. Su respuesta, invertir en IT, les permite sacarle un mejor provecho a su programación y manejarla no en formato de video HD, Betacam o DVCPRO, sino como archivo de datos. Cada día las redes serán más grandes y el ancho de banda permitirá que el envío de información sea más rápido, eficiente y, lo más importante, más barato. Es muy común ver hoy alianzas estratégicas de grandes cadenas de televisión entre sí y con medios locales, y combinación de servicios impresos, de TV, radio e internet. Muchos no les atribuyen a las grandes cadenas de TV un papel líder en esta transición hacia IT. Puede ser que el dueño de un periódico con una división de televisión sea quien dicte las reglas.

TV & Video Latinoamérica ha reseñado en estos últimos 10 años una serie de desarrollos tecnológicos que, sin duda, transformaron la industria de la televisión de manera trascendental. ¿Y qué nos deparará el futuro? Predecirlo resulta difícil, pero es seguro que sea lo que fuere que el panorama televisivo nos brinde en los próximos 10 años, estaremos leyendo de ello a través de esta publicación.

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