En la sección ‘Ser Digital’ de números anteriores de TV y Video, se comentó el estándar de comunicaciones inalámbricas 802.11 en todos sus sabores y se explicó cuáles eran sus beneficios y sus desventajas para quienes requieren transmitir video a través de las redes públicas.
Algunos de los principales problemas que presenta esta norma –conocida comúnmente como Wi-Fi, nombre que ha invadido recientemente hoteles, bares, aeropuertos y estaciones de servicio, entre otros puntos similares– son su bajo ancho de banda, la facilidad de interferencias de la señal (puesto que trabaja en una banda de frecuencia saturada) y la poca seguridad que provee.
Para contrarrestar estas complicaciones y ofrecer una buena alternativa, más acorde con las necesidades de quienes requieren bajar o distribuir materiales multimedia, se creó la norma 802.16a, un nuevo estándar inalámbrico aprobado recientemente y que lleva el nombre de WiMax (Worldwide Interoperability for Microwave Access, interoperabilidad universal para acceso por microondas).
Para generar este estándar, 67 compañías de tecnología de primera línea, entre las que se destaca Intel –uno de los principales impulsadores de este proyecto–, fundaron el WiMax Forum. La idea de la nueva norma es incrementar el ancho de banda y el alcance que provee la familia Wi-Fi.
La norma 802.11 nació originalmente para proveer internet inalámbrico a oficinas, a puntos de encuentro o zonas pequeñas, con 11 mbps (megabits por segundo) de tasa de transferencia y un alcance de 350 metros respecto de la estación base, es decir, el hardware específico con el que los equipos deben conectarse para tener señal.
WiMax, en cambio, brinda tasas de transferencia que alcanzan los 70 mbps y la cobertura puede alcanzar hasta 50 kilómetros de distancia. Además, tiene muchas mejoras respecto de la seguridad de los contenidos transmitidos por Wi-Fi. Todas estas razones permiten que los proveedores de servicios de internet tengan la posibilidad de ofrecer servicios directamente a estudios profesionales a bajo costo (el montaje de la red inalámbrica es más veloz y económico, pues no hay que trazar un cableado) y con buena performance.
Transmitir sin cables
WiMax abre también una buena opción a quienes necesitan
realizar transmisiones en vivo desde exteriores y quieren hacerlo
a un bajo costo. O bien para los que necesiten realizar alguna
emisión desde sitios rurales, alejados o con poca disponibilidad
de medios, donde el satélite puede resultar muy caro.
Si bien todavía no están en el mercado, muchos anunciantes de cámaras digitales contemplan la norma en sus próximos lanzamientos. Asimismo, diversos proveedores de servicios esperan que madure la tecnología para lanzar sus zonas WiMax, en particular en zonas aisladas de las ciudades principales, donde el cableado es más complicado de desarrollar.
Cuando estas dos situaciones se conviertan en realidad (algo que la propia Intel pretende empiece a fines de este año), habrá que evaluar muy en serio los costos reales de esta tecnología y comenzar a aplicarla en casos específicos como los mencionados.
Iberbanda, por citar un ejemplo, es un service provider español que ya está testeando la tecnología, de la mano de Intel, para favorecer servicios como voz sobre IP y televisión a la carta.
De todas formas, vale aclarar que, salvo estos esfuerzos aislados y pruebas realizadas en diferentes puntos del mundo (muy pocas en América Latina, donde Wi-Fi apenas da sus primeros pasos), WiMax es todavía una promesa. Pero una promesa firme, no una de esas que quedan en el aire. Irónicamente.
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