La iluminación en estudio: Nuevas tecnologías

Aun cuando el sentido de la belleza, el arte de apoyar con un lenguaje óptico la expresividad de una escena, de acentuar la tensión dramática, de lograr el contraste perfecto, de disolver o resaltar los detalles de un fondo, eran y siguen siendo responsabilidad del trabajo creativo del director de fotografía, la tecnología desarrollada en artefactos, tipos de controles y automatización de la iluminación, agiliza enormemente ese manejo de luces y sombras cuya importancia fundamental se advierte cada vez con mayor claridad en el competitivo mundo de la producción de televisión.

La estrecha relación entre cámaras y luces es una premisa ampliamente conocida. Existió en el mundo en blanco y negro de las primeras pantallas, se mantuvo con la aparición del color en televisión y hoy se reafirma cuando uno de los principales motivos para pensar en cambiar el sistema de iluminación de un estudio de televisión, es precisamente el desarrollo de cámaras que logran un máximo aprovechamiento de la energía.

En efecto, una de las grandes transformaciones es la considerable reducción del nivel de iluminación necesario para grabar. Así ocurre al adoptar cámaras que utilizan sistemas de CCD (Charget Coupled Divice), elemento captor de la imagen que supera ampliamente la sensibilidad lumínica de tubos tradicionales como los plumbicon y vivicon. Carlos Fernández, gerente de la compañía colombiana SEEL –Sistemas Eléctricos y Electrónicos Ltda–, explica cómo, una escena que anteriormente requería 200 fc., hoy puede trabajarse perfectamente con un nivel de iluminación entre 80 y 100 fc., o, dicho de otra forma, mientras una vieja cámara con lentes de f4 requería 150 fc., de luz, con los mismos lentes, las actuales operan con apenas 50 fc. El impacto de este cambio en los requerimientos del sistema de iluminación es fuerte e implica diversas alternativas para su manejo.

Según los expertos, adecuar las técnicas luminotécnicas a este nuevo nivel de sensibilidad, no es algo tan simple como podría creerse. En primera instancia, si se utilizan únicamente las tradicionales fuentes de luz halógena, es lógico que se necesita disminuir el número de reflectores. Pero trabajar en estas condiciones significa seguir enfrentando problemas como el exceso de calor o los saltos lumínicos que ya la tecnología ha superado.

Adicionalmente, si se opta por disminuir la cantidad de luz de cada lámpara, reduciendo, por ejemplo, el nivel de luz de un spot en 50% al cambiar su foco por uno de menor intensidad, ocurre que la proporción LCL o relación armónica entre los filamentos de la lámpara, el reflector y el centro de los lentes, se altera. Para usar una luz de cuarzo en las condiciones de los actuales niveles de intensidad lumínica, sin modificar las características para las cuales ha sido diseñada, sería necesario emplear un adaptador.

Igualmente, al reducir estos niveles bajando la cantidad de corriente de cada foco, se enfrenta el problema de que también baja la temperatura color, creando alteraciones como un tono rojo predominante. Entonces se hace necesario acudir a correctores de color.

De esta manera, se comprende cómo aún cuando las luces tradicionales coexisten con los últimos sistemas de cámaras, estos han conducido al desarrollo paralelo de luces perfectamente compatibles con los actuales niveles de iluminación.

Mientras para grabar en exteriores con luces de cuarzo era necesario emplear filtros correctores y se requería un gran esfuerzo para evitar los saltos lumínicos entre diferentes ambientes –lo cual implicaba una considerable pérdida de tiempo y por consiguiente un incremento en los gastos de producción–, el desarrollo de las luces de descarga HMI, permitió iluminar en el día en una forma compatible con la temperatura color del sol que evita el uso de filtros.

Un artefacto de 1000 w., en iluminación de cuarzo, puede ser remplazado por una luz HMI de 200 a 250 w. Además del consumo de energía considerablemente menor, este último sistema no sólo genera mucho menos calor sino que ilumina un espectro considerablemente más amplio. Las estructuras son también más elaboradas y se pueden manipular centrando o enfocando haces de luz. Un rostro iluminado con el sistema HMI, por ejemplo, puede revelar matices que las luces de cuarzo no podían captar.

Dentro de las luces HMI se encuentran las de tipo fresnel, con una diversidad de wataje que abarca desde 200 a 12.000 watts, y las tipos PAR, que oscilan entre 1200 y 4000 watts y traen su reflector dentro de una unidad sellada que no permite mover el punto focal, pero que a cambio engloban mucho más espacio.

Con una óptima utilización del sistema HMI no sólo se facilita la grabación en exteriores y se reducen sus costos sino que se intensifican las posibilidades expresivas de la imagen, pues indudablemente esta se capta de un modo mucho más completo. Sin embargo, no debe olvidarse que el mejorar las técnicas de iluminación artística depende ante todo del aprovechamiento creativo de los recursos.

En consonancia con los avances tecnológicos de las cámaras de televisión, durante los últimos años se ha desarrollado un tipo de luz con características realmente novedosas: como su espectro lumínico es muy similar al que es capaz de captar una cámara y por lo tanto, únicamente produce la luz que efectivamente será utilizada, logra un nivel de eficiencia tan alto en el consumo de energía que no produce calor. Así se evita por completo el uso de aire acondicionado e incluso disminuye la cantidad de maquillaje necesario para aparecer en pantalla.

De este modo, la "Luz Fría" o SRGB (Sustained Red-Green-Blue), de Videssence, se forma operando lámparas tricromáticas, con balastros electrónicos de alta frecuencia. Al generar solamente luz roja, verde y azul de manera consistente, se logra un complemento perfecto para la nueva sensibilidad lumínica de las cámaras dado que estas luces se producen 100% dentro del espectro de óptico que ellas captan. Así se logra una máxima reducción en la demanda de energía.

Aun cuando la luz fría es emitida desde fuentes aparentemente similares a la fluorescente, sus principios son radicalmente diferentes. La SRGB no sólo es mucho más intensa, sino que tal intensidad es constante. Además, la química de la lámpara asegura también una temperatura color continua y tiene un mayor rango de eficiencia pues produce 90 lumens más por cada wattio.

Pese a tener la calidad de generar menos calor, las luces SRGB son planas, muy abiertas, no se pueden enfocar ni dirigir y no tienen un espectro tan completo. Además, no dan el mismo volumen ni la profundidad de las HMI, y se limitan a la hora de destacar recursos expresivos y dramáticos. Por dichas razones, las luces frías son ideales para programas que no requieran luces de efectos, como sería el caso de los noticieros.

En general, todos los artefactos lumínicos, incluidos los de cuarzo, presentan desarrollos mecánicos que tienden hacia elementos más pequeños, precisos, fuertes y compactos y hacia una mayor ventilación que prolonga la duración de la lámpara. Hoy día los reflectores son más eficientes, algunos utilizan materiales como el aluminio Alsac que es de alta refractancia y además sus bombillos mantienen durante toda su vida media la temperatura color en un rango mínimo. En otras palabras, no van perdiendo su eficacia con el uso, como sí ocurriría hace años con los artefactos anteriores.

Hace más de una década, la necesidad de aumentar la eficacia en el control de las infinitas variables creadas por la combinación de reflectores, escenas y tipos de iluminaciones, desembocó en el desarrollo de dimmers operados en conexión con microprocesadores.

Aunque, en palabras del ingeniero Carlos Fernández, "el aporte creativo de la automatización ha sido limitado, pues las novelas las siguen iluminando los directores de fotografía y no los computadores". Pero indudablemente, el desarrollo de una combinación tecnológica capaz de recordar el nivel de iluminación de un set y de agruparlo, con la ayuda de softwares especializados, y la inclusión de otras variables capaces de diseñar nuevas iluminaciones, sí ha agilizado enormemente el trabajo con luces.

Gracias a los controles electrónicos el ingeniero de estudio puede, desde una consola, vigilar la temperatura de cada dimmer, la corriente, detectar qué lámpara está apagada, ajustar los potenciómetros y aprovechar innumerables ayudas técnicas que le permiten evaluar velozmente en sus sistema de iluminación las fallas, las condiciones de operación y solucionar con gran rapidez cualquier problema. Tampoco es necesario iluminar cuando se está grabando.

Hoy es posible programar con anterioridad todo un diseño luminotécnico memorizando en el computador e incluso imprimiendo. Gracias a la configuración automática y a las mejoras de la interfase, en el momento que sea necesario basta oprimir un botón para obtener la posición y los niveles precisos en la iluminación del programa de la tarde y luego reajustarla para el noticiero de la noche.

Según el ingeniero Román Becerra, gerente de NYL Electrónica y representante de Canon para Colombia, en los últimos años la tecnología ha avanzado significativamente al lograr reducir al mínimo las señales de RF, o los ruidos electrónicos y eléctricos que se producen al encender y apagar cada dimmer. Así mismo, la información de control del consumo de potencia cada vez es más precisa.

Esto último se debe no sólo a la conexión de los dimmers con sistemas digitales sino al empleo en ellos de elementos de estado sólido (Solid Stade Releve) que permite graduar la intensidad de cada lámpara con una eficiencia de 95 a 98%. Adicionalmente, los dimmers han reducido en forma considerable su tamaño y cada vez son más sencillos de operar.

Por otra parte, hoy existen mayores facilidades en la instalación de los sistemas de control de iluminación, pues mientras antes cada dimmer requería un cable de control, hoy un único cable puede llevar la información de 512 o incluso de 1024 dimmers.

Una de las últimas innovaciones en la infraestructura técnica de iluminación es el sistema de parrillas móviles. "Este avance es producto de la búsqueda por hacer más eficientes los tiempos de ajuste de escenografía y los tiempos de grabación –afirma el ingeniero Román Becerra. Esta técnica se sustenta en el desarrollo de un soporte mecánico de tubos, con motores eléctricos que suben o bajan y desplazan los reflectores de acuerdo con órdenes electrónicas".

De esta forma, las parrillas móviles le permiten al operador modificar los parámetros de los artefactos lumínicos desde un computador. Lo anterior implica una gran rapidez de montaje y de cambios en el posicionamiento de los reflectores.

Frente a todas estas novedades hay dos aspectos fundamentales para destacar: el primero –enfatizado por el ingeniero Román Becerra– es que los estudios económicos demuestran cómo la inversión que se hace en equipos sofisticados que permiten su operación desde un computador o en artefactos lumínicos de HMI o SRGB, se paga muy pronto con el ahorro del costoso tiempo de la televisión y se refleja en la productividad del estudio. El segundo –en el cual insiste el ingeniero Carlos Fernández– es que la eficacia de las nuevas opciones tecnológicas no descansa en los artefacto sino en la sensibilidad artística de quienes los operan.

"Iluminar –afirma Efraín Cárdenas, director de fotografía de R.T.I. Televisión– no es como suele creerse, simplemente alumbrar.

"Iluminar es, sobre todo, entender las sombras". Para él, quien a lo largo de 25 años ha desentrañado el lenguaje de luces y sombras, la iluminación siempre es la misma. El resto consiste en crear una sola sombra con múltiples fuentes de luz y acertar en los distintos grados de iluminación que requiere cada ambiente para hacerlos visualmente verosímiles, o simplemente, en interpretar el lenguaje óptico de los sentimientos: la luminosidad de la alegría, la luz sombría de la tristeza, los contrastes del drama...

Pero sí es cuestión de sensibilidad desarrollar aquella comprensión que convierte a los directores de fotografía en perseguidores de una sensación de realidad en cada escena y en seres capaces de comprender las intensidades lumínicas del silencio o de la pasión, es indiscutible que el salto de un manejo casi artesanal de los soportes técnicos a los controles automatizados y a equipos que facilitan el que la iluminación "no se sienta", ha aportado mayores oportunidades para aprovechar la luz.

De hecho, gracias a la sensibilidad lumínica de las nuevas cámaras y, según Román Becerra, a las exigencias de competitividad que impone la privatización de la televisión –caso reciente de algunos países de América Latina–, se está comprendiendo la importancia de la luz en la creación de su mundo multisensorial y se esta reconociendo que una excelente escenografía no compensa una mala iluminación.

De todas maneras, para el director de fotografía Efraín Cárdenas, en América Latina aún subutilizamos los equipos, descuidamos su potencial de memoria y caemos en la uniformización de las iluminaciones. La única alternativa es formar personas que manejan realmente los equipos y que a la vez conozcan la luz del sol, sepan de penumbras y contraluces o que, en una palabra, sean expertos en sombras, pues precisamente con estas se crea la iluminación.

Nota sobre el autor: Adriana Herrera Téllez, periodista colombiana, colabora en la investigación y redacción de artículos para TV&VIDEO LATINOAMÉRICA.