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Análisis de la Sony HVR-V1

TV y Video evaluó la camcorder HVR-V1, de Sony. El resultado: un producto maduro que permite grabar directamente en disco duro y con una calidad de imagen suficiente para abordar proyectos para la pantalla grande.

En noviembre del año pasado, Sony puso en el mercado su primera camcorder HDV capaz de generar señales 24p reales. Se trata de la HVR-V1, la primera camcorder del mercado profesional equipada con sensores CMOS, lo que ha generado gran expectativa en el mercado de la cinematografía electrónica. TV y Video tuvo la oportunidad de dar un vistazo cercano a uno de estos juguetes, y encontró lo que era de esperar: un producto maduro, con excelentes prestaciones, calidad de imagen muy razonable y algunas peculiaridades perfectamente justificables para su precio.

La HVR-V1 es una camcorder tan robusta y atractiva cómo la Z1, pero tan cómoda y funcional como la popular PD170, aunque ofrece drásticas mejoras en ergonomía. Puede grabar directamente en disco duro y su calidad de imagen y demás prestaciones resultan suficientes para abordar confiadamente la producción de proyectos para pantalla grande. No deja de ser una cámara de lente fijo con sensores de 1/4", que probablemente va a requerir algunos ajustes de actitud por parte de los fotógrafos acostumbrados a trabajar con camcorders de gama baja, pero definitivamente es un producto muy interesante.

Un dato importante: a diferencia de las Z1 que pueden operar indistintamente a 25 o 30 cuadros por segundo, las camcorders HVR-V1 presentan restricciones regionales: el modelo ‘E’ tiene alma PAL y el modelo ’U’ piensa en NTSC. Tomen nota, por favor…

Ver con otros ojos…
La principal innovación de la V1 es el uso de sensores CMOS (Complementary Metal Oxide Semiconductor) en vez de los habituales CCDs (Charge Coupling Devices). ¿Cuál es la diferencia? En esencia, que en los dispositivos CMOS cada píxel o elemento sensible en la superficie del sensor, hace directamente el trabajo de convertir luz en voltaje, mientras que en un CCD ese trabajo ocurre "a la salida" del sensor, en unos pocos nodos que entregan una ‘síntesis’ del resultado de la exposición del sensor a la luz.

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El efecto final es que un sensor CMOS se presta más para aplicaciones digitales con procesamiento DSP, pues el sensor tiene disponible la información de cada píxel de manera discreta. ¿Por qué no usamos sensores CMOS constantemente? Porque hasta ahora su costo de fabricación era excesivamente alto y porque suelen tener menos sensibilidad que los CCDs del mismo tamaño.

Los sensores CMOS de la HVR-V1 le dan una personalidad particular, aunque la cámara sigue con el look característico de los CCDs de Sony. De entrada, los CMOS no generan el smear o ‘borroneo’ vertical que presenta la mayoría de sensores CCD en situaciones de alto contraste, sino que ofrecen una respuesta más lineal en función de gamma y verticales casi perfectas en los paneos, todo esto simplemente porque los sensores CMOS entregan información más rápido que los CCDs. Este tipo de defectos es parte de lo que el ojo humano reconoce y acepta como el look del video, y aunque muchos de estos problemas sólo son claramente visibles al revisar material grabado cuadro por cuadro, es probable que su desaparición contribuya a una mejor experiencia en aplicaciones de pantalla grande.

La V1 ofrece una latitud de exposición de unos 8 o 9 stops –algo muy razonable para una cámara de menos de US$5000– pero no está muy lejos del desempeño de la Z1. De hecho, su colorimetría es muy similar a la de la HVR-Z1, y no resultaría nada difícil buscar un match entre los dos modelos. Pero definitivamente, la V1 es más ‘dura’, menos sensible a la luz. A ojo de buen cubero, la diferencia es de menos de un stop –no mucho, pero en interiores se nota.

Un dato curioso: Sony tomó la opción de rotar los sensores 45 grados. Los píxeles no están dispuestos en filas horizontales y verticales, sino en diagonales y transversales. Sony afirma que esta arquitectura mejora la sensibilidad a la luz, porque se aprovecha mejor el área sensible de la superficie del CMOS… pero la verdad es que para los usuarios, esta cuestión resulta absolutamente transparente. La imagen final, como mínimo, equivale a la de una cámara equipada con CCDs.

…y posproducir con otros ojos
Los sensores de la V1 son progresivos, lo cual permite operar en modos 50/60i, 25/30p y en dos variantes de 24 progresivo. Como la mayoría de sistemas de grabación de costo comparable, la señal progresiva se registra en cinta en modo 60i usando pulldown 3:2 cuando se trata de ambientes NTSC, lo cual quiere decir que el material 24p puede reproducirse en cualquier equipo 60i sin ningún inconveniente. Esto implica que los sistemas de edición deben regenerar los cuadros progresivos a partir de la información entrelazada que se registra en cinta.

En este punto es relevante explicar la diferencia entre los modos 24p y 24A. El modo 24p registra efectivamente 24 cuadros por segundo, pero la cadencia está sincronizada con el tiempo de los sensores, no con el principio del clip ni con el código de tiempo. En el modo 24A, la cámara "se toma su tiempo" para generar un flujo 60i con la información de pulldown perfectamente sincronizada con el código de tiempo, empezando siempre en un cuadro ‘A’. Para lograr esto es inevitable que se genere una ruptura en el material registrado en la cinta: la camcorder puede garantizar que empieza a grabar en el cuadro correcto, pero no necesariamente que termina en el cuadro preciso para que el pulldown se empate limpiamente.

Otra vez nos encontramos con información difícil de manejar. Sigue la versión ligera: mientras se trate de usar el material 24p en entornos 60i, sólo por el look similar al del material con telecine, no hay diferencia efectiva entre los dos modos. Pero si se pretende operar en un entorno real de 24 cuadros por segundo, es necesario asegurarse de las especificaciones del sistema de edición elegido, pues no todos pueden manejar material 24A correctamente. Como es de esperar, Sony Vegas lo hace sin problema, pero habrá que esperar algunos meses para asegurar que los demás fabricantes solucionen este asunto.

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Aclaremos las cosas: el material 24p o 24A grabado por una V1 puede editarse en una secuencia a 24 cuadros por segundo hoy mismo… pero si se graba en modo 24A, que resulta lo más adecuado para asegurar una recaptura confiable, es posible que algunos sistemas de edición pierdan cuadros en cada empate que se encuentre en la cinta. Y si la V1 se opera en modo 24p, el material trabajará perfectamente en una línea de tiempo a 24 cps… pero es posible que aparezcan cuadros con problemas en los empates por las rupturas en la cadencia del pulldown. A la larga, no es nada más trascendente que la sobrexposición de uno o dos cuadros en cada ‘arranque’ de una cámara de cine… pero hay que tenerlo en cuenta.

…mientras operamos con las mismas manos
Las camcorders de la familia V1 ofrecen un ajuste de diseño que muchos realizadores apreciarán: el ángulo de la manija varió ligeramente respecto de lo habitual, para facilitar el manejo de la cámara "a mano". Esta es solamente una de las mejoras ergonómicas de la V1 respecto de sus antecesoras. La disposición de los controles tiene algunas diferencias nada sutiles con la de la Z1, que la hace más fácil de operar en el mundo real. Como ya lo mencionamos, en tamaño, peso y balance, las V1 se parecen más a la PD150 y a la PD170 que a la Z1. Quizá algunos usuarios extrañarán la pantalla en la parte superior de la Z1… pero definitivamente la V1 cansa menos los brazos que el modelo anterior.

La V1 ofrece botones asignables, entradas de audio XLR, ayudas de foco realmente útiles, filtros ND, audio ajustable, cebra, peaking y un viewfinder razonablemente confiable, es decir, todos los detalles ‘pro’ a los que nos acostumbró la Z1. Como todas las cámaras pequeñas, el tamaño del sensor dificulta que el lente ofrezca un ángulo muy amplio; por consiguiente, un adaptador de gran angular para la cabeza del lente es un accesorio casi obligatorio. El lente 20X ofrece el desempeño óptico que puede esperarse por este precio, pero tiene una peculiaridad que habrá que aprender a manejar:

Aparentemente, cuando se opera el anillo del zoom no se accionan directamente los elementos del lente sino un servomecanismo. Esto genera un pequeño tiempo de latencia que se traduce en la sensación de que el movimiento del lente ocurre después de mover el anillo; al principio, resulta extraño cuando uno nota que el encuadre se sigue moviendo una fracción de segundo después de haber dejado quieto el anillo, o incluso de haber retirado la mano del lente. El control es extraordinariamente preciso, pero resulta desconcertante al principio. Quizás sea buena idea aprovechar la posibilidad de programar presets de longitud focal, característica heredada de la Z1.

El control remoto de exposición es una ruedita deslizante con tres modos de operación, que permiten elegir todas las combinaciones posibles para manejar el iris, la ganancia y el tiempo de obturación o shutter. Resulta cómodo y funcional, pero no sería muy recomendable estrenar la camcorder sin familiarizarse primero con las tres opciones. Y, como siempre, quizás no sea muy buena idea ajustar simultáneamente iris y ganancia. De cualquier modo, este sistema tiene una ventaja importante: la cámara puede ponerse en control manual con un solo toque.

El transporte de esta camcorder parece ser ligeramente más rápido que el de la Z1 y quizás un poquito más ruidoso. Aparentemente, para compensar la falta de grabación con cadencia variable, Sony decidió incluir un modo de grabación a 120 fps, ¡slow motion real en una cámara de este precio! Infortunadamente, este recurso no puede usarse "al vuelo", pues requiere algo de preparación previa. Tras establecer que el siguiente inicio de grabación trabajará en este modo, la cámara registra unos pocos segundos de material en una memoria interna, y luego vuelca el material a cinta. Mientras más tiempo se registre, menor será la calidad resultante. En principio, puede pensarse que 6 segundos de registro en DV de 25 Mbits ofrecen una calidad aceptable. Hay que evaluar la calidad de imagen antes de comprometerse, pero el sistema garantiza una grabación extraordinariamente fluida y abre la posibilidad de utilizar la V1 para aplicaciones de análisis de movimiento, como los que suelen usar los golfistas.

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Conexiones y control
En materia de conexiones, la V1 ofrece varias opciones que faltaban en la Z1. Por ejemplo, tiene una ranura para conectar un memory stick duo, lo que facilita el transporte de ajustes entre cámaras y le da funcionalidad de cámara de fotografía digital. Y además del obligado repertorio de conexiones analógicas, incluye un conector HDMI, que ofrece posibilidades muy interesantes. Aparte de poder ver la señal de la cámara en pantallas HDTV mediante una conexión digital, esto abre la posibilidad de grabar en dispositivos externos antes que se aplique la compresión HDV.

La V1 puede convertir sus señales en vivo o grabadas en 50/60i y también puede operar como convertidor analógico-digital para señales SD, pero no trabaja como convertidor SD/HD para señales externas. Y, tal vez, lo más importante: Sony tiene disponible ahora mismo un disco duro diseñado para trabajar conjuntamente con la HVR-V1. El HVR-DR60 se instala sobre el cuerpo de la cámara y mediante una simple conexión 1394 permite implementar flujos de trabajo sin cinta.

Los menús para controlar el procesamiento DSP son aparentemente más sencillos que los de otros modelos de camcorders de Sony, pero cuando se encuentra el punto en el que es posible ’pintar’ las imágenes, se descubre que el sistema de control es muy poderoso. La filosofía del software de la cámara difiere de la de la Z1, quizás algo más cercana a la de las camcorders HDV de tipo doméstico pero, en últimas, ofrece un grado de control realmente impresionante.

La HVR-V1 ofrece una relación costo-beneficio muy atractiva, aun considerando el costo extra de la opción de grabación en disco duro, que eventualmente podría ser reemplazada por las de otros fabricantes. Como sus antecesoras, resulta una opción interesante para productores independientes, aplicaciones ENG o como cámara ‘B’ para una producción cinematográfica. Y como sus antecesoras, el mejor accesorio que podría conseguirse para una V1 sería un grip de hombro.

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